viernes, 10 de agosto de 2007

Jazz de catacumbas

Por la experimentada mirada del periodista Santiago Aguirre

No hay nada más importante para el jazz que la improvisación o jam session. En definitiva, una jam session puede definirse como una sesión de improvisación. La anterior definición hace referencia a la improvisación musical sobre melodías conocidas sin arreglos predefinidos.
En Córdoba se da un fenómeno que no se da en otros lados, es una usina generadora de talentos, los expulsa, y vuelve a generar.
Era chico y mi viejo me llevaba a la confitería El Ciervo, donde está ahora la galería Planeta, en la avenida General Paz y allí se cocinaba el mejor jazz de la época de la mano de Hugo Forestieri, emblemático saxo alto y en sus filas desfilaban Roberto Yanés al piano y Chico Novarro qu8e se hacía llamar Micki en batería y contrabajo. Las jam duraban horas y eran muy apreciadas por la gente.
En los ´60 se hacen famosas las jam de Seven Seas, una disco que abría los jueves para estas tenidas en donde figuraban Lito Loyola en bajo, Bebe Caniza en batería el "Pichón" Bustos en saxo tenor, el Negro Julio Rampoldi en batería dejando la impresión que esos jueves eran el jazz en Córdoba.
En los ´70 la mano viene por el lado de Argüello, allí los músicos se juntan en "Siglo XXI, un boliche para los ABC1 en donde los maullidos se escuchaban a un kilómetro de distancia y el jazz era la vedette central. Parecía el Cotton Club vernáculo. "Siglo XXI" duró hasta bien entrados los ´80 con la misma clientela pero en un lugar más lujoso también en Argüello.

Se viene el fin de siglo
En los noventa la noche cordobesa se convirtió en pop, hasta el folklore era pop a pesar del revoleo de poncho y los gritos del Chaqueño, la estética era pop y los gustos musicales viraron dejando al jazz medio clueco, salvo que se tiñese de pop. El jazz pasó casi al olvido.
Nop hay que restarle responsabilidad a las escuelas de música que, con sus programas tan férreos y con modas pedagógicas restaron importancia a esta "charla entre hombres inspirados".
Tras un largo paréntesis jazzístico la gente del grupo "Es lo que hay" quiso que Córdoba tuviera su Mintons o Knitting Factory y comenzó tímidamente a reunirse los dias jueves en el Art Club 990, un loft inmenso lleno de humo, mesas de billar, buena música y una ubicación estratégica: cuando uno va caminando siempre parece que te sigue alguien, en Bv. Los Andes 230, en el !"off Abasto", a pocos metros del puente Roque Sáenz Peña, allí, Dellavedova, Pandolfi y sus amigos comenzaron con una decena de personas y, actualmente nunca bajan de trescientos invitados que se prenden en furiosas jams entre medio de cervezas, humo de distintos cigarrillos y una camaradería sin igual entre músicos y público.
Los fantasmas de las prostitutas del 990 han bendecido a esta gente, por allí parece escucharse carcajadas en las improvisaciones y una actitud festiva que hace que todos los jueves aumente el públíco y el boca en boca surta su efecto.

Lugar: Arte Club 990
Dirección: Bv. Los Andes 230
Hora: 23,30 hs..

1 comentario:

Eduardo Roldán dijo...

Muy buena la idea de este blog que habla de blogs.
Te invito a que te pegues una vuelta por el mio.

cosasparadecir.blogspot.com

Saludos...

Una mirada a los bloggers cordobeses

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