miércoles, 28 de noviembre de 2007

Se fue otro clásico

Por Santiago Aguirre alias "Ocioso"
Siempre estoy contra la corriente, este blog es un sitio en donde encontrar otros blogs y, confieso, no soy un cibernauta, no dispongo de mucho tiempo para pasarlo al frente de la computadora y, cuando no leo o escucho música, callejeo. En el veredear siempre encuentro sorpresas en esta ciudad tan castigada por un supuesto progreso sojero que nos está dejando sin casas con historia y sin bellezas perennes: para colmo los reemplazos no aguantarían el temblor del 77 y esas paredes en donde se escuchan los ronquidos del vecino o las enjundias amorosas de los mieleros del 4º E se vendrían abajo. Para colmo, todos están hechos con ambientes chiquitísimos y los que tenemos un sobrepeso interesante siempre nos llevamos puesto el picaporte de la cocina o nos enganchamos con la cortina del baño.
Sin nostalgias pero con mucha melancolía vimos que hace unos días se fue otro clásico de Córdoba, por una parte el restaurante y por otro el edificio.
El restaurante en cuestión es Doña Anastasia típico reducto de Boulevard San Juan al 300 y que albergó a cientos de cordobeses con deseos de comer buenos frutos de mar, pero su vida sigue en otro lado. Se trasladó a barrio General Paz lugar en donde va a tener que competir con reductos de similares pergaminos. Pero lo interesante del asunto es el lugar en donde estaba el restaurante porque tiene su rica historia.
En esa construcción tipo mediterranea y con un pequeño jardín al frente abrió por los años ´70 otro clásico: John Bull. Pero ¿qué era John Bull? Era el must para encontrar lo que no se encuentra con previas al baile que se transformaban en veladas hasta la madrugada. Si a los boliches del Turco Hitt uno iba para ser visto en John Bull estaba la gente que no desea ser vista, la sobreexpuesta que se mezclaba con sus pares.
Las mujeres más lindas de Córdoba pasaban por ahí, las kilométricas piernas de Macu Cabral, la estudiada sofisticación de las hermanas Galvani. También se podía ver a rugbiers conocidos, aprendices de playboys y playboys en decadencia, apellidos ilustres mezclados con la nueva clase siderúrgica, intelectuales, guerrilleros y militares.
¿Cómo es ésto? Es que "Los Decididos de Córdoba", célula del ERP hacía sus reuniones allí.
Una noche, acodados en la barra le preguntamos a Raviche, el barman y gran confidente nuestro sobre un morocho duro de anchas espaldas y muy serio que pasaba para el baño y nos dijo: "es Santucho, del ERP". Una mezcla de miedo y admiración se nos mezcló junto al whisky porque en ese momento los ideales estaban primero.
A partir de esas reuniones comenzaron a caer otras caras, otros sujetos que tomaban nota de todo y el ambiente fue dejando de ser lo que era.
La música de "Jefferson Airplanes" no sonaba igual y en el 76 ó 77 cerró un lugar que era "el" lugar.
"Yo sé que muchos verán caras extrañas" dice el tango y eso pasó en la reapertura ya con el nombre de "Stone" un lugar en donde se veía la década del ´80 con su ambigüedad, con su pop y sus gritos. Duró poco. Después llegó Anastasia pero esa es otra historia. Allí se levantará una torre con ambientes chicos y seguramente nadie sepa que por ese lugar se escribió una porción de la vida de Córdoba

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